21 de diciembre de 2011

"La hija del sepulturero", de Joyce Carol Oates



Buena novela. Buena prosa, sin demasiados adornos, pero clara, al menos la traducción está muy bien hecha (algo que no siempre pasa). Y, sobre todo, buenos personajes, duros, pero que encarnan muchos de los valores, o mejor dicho, de los antivalores, de las desgracias atemporales consustanciales con el ser humano: marginación, incomunicación, soledad, violencia, brutalidad, terror provocado por las personas más cercanas…
La historia está ambientada en la América profunda de los años 50. Representa el desarraigo llevado al extremo de seres desvalidos que tienen que abandonar la castigada Europa de la Guerra Mundial, y que nunca encontrarán su sitio en la nueva tierra. Todos no, evidentemente; casi siempre hay alguien, concretamente aquí la protagonista, la “hija del sepulturero”, que consigue abrirse paso a pesar de las múltiples dificultades que encuentra en su camino, mostrando la parte positiva de la novela: su capacidad de recuperación, de resistencia, de continua búsqueda de la felicidad personal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario